martes, 24 de marzo de 2009

Zero a la izquierda.




Le gusta reir. Aunque no tiene sentido del humor. Supongo que no le cuesta mucho, por eso le gusta. Uno siempre es mas proclive a hacer lo que menos esfuerzo le demande. Como vivir (en un sentido biológico, se entiende, porque en un sentido mas practico o mas amplio como digamos trabajar, relacionarse con otros seres humanos, caminar, etc. Eso es otro cantar)
Asi que él se rie. Mucho se rie. Fuerte se rie. Nunca para.

domingo, 8 de marzo de 2009

Soplapolkas



Las mujeres de Ābnubïm III son de una naturaleza tan etérea que realmente cuestionan los límites de la acepción literaria del término. Así, las formulas poéticas que se utilizan en determinadas situaciones de pareja, cobran un sentido totalmente concreto. Por ejemplo: "Dejarla ir", significa llanamente abrir una ventana, y dejar que una brisa sople a tu mujer del living.

Donald McRonald.



Es un camino secundario que va derivando en otro y después en otro. Las nubes de polvo van dejando lugar a chirlas salpicaduras a los costados del auto, a medida que me acerco a la laguna. Al final, el camino agoniza y desaparece en una huella pisoteada en el pasto verde. Tras bajar, y después del estiramiento de piernas de rigor, me pongo el traje de agua, me cargo al hombro mi Browning Gold con dos caños de 28 pulgadas, y me meto al agua. Mis dedos acarician las filigranas grabadas a los lados de la escopeta, impacientes. Sobre el agua planchada y parcialmente cubierta de camalotes se alza una leve vaporosidad que solo me deja ver los patos cuando estoy a pocos metros. Sumarán unos cien, más algunas garzas. Al frente hay uno muy simpático, voy por el.

miércoles, 4 de marzo de 2009

La pintan calva.



Cerrojo, cadena, tres rebanadas de queso gruyere. Y un montón de amor. Después va sola la cosa.

De curso legal.



Aparecen cada vez con mayor frecuencia. A veces los ves en la cola del cine o del mercado. Su aplomo al comienzo te desconcierta e inmediatamente te pones a buscar que la mirada de algun otro testigo ocasional te confirme que no estas loco. Pero la gente se acostumbra a todo y esta invasión silenciosa no es la excepción. Un dia estarán detrás de los mostradores. O tu hija traera a uno de ellos a cenar, para que lo conozcas y... bueno... que no esta bien. Nada bien.

martes, 3 de marzo de 2009

Lola. Masajista nasal.



El lugar no es mas grande que un baño (tomando de referencia un baño estándar, no esos enormes en los que uno tiene que caminar desde, digamos, el lavabo al inodoro. Pero tampoco esos minúsculos en los que uno puede acceder a todos los artefactos sanitarios sin moverse de una baldosa). Sobre una mesita un candil titila, y su luz estira y deforma la silueta de Lola, proyectandola sobre el papel tapiz con motivos búlgaros. Ella suspira quedamente y, mientras hace que mira (ya que no tiene ojos) hacia afuera, me dice, -Pasa pibe. Dejalas ahi nomás. Cuánto es?. Le contesto y acomodo la media docena de empanadas en la mesita con el candil. Me paga y me despide. Antes de cerrar la puerta alcanzo a escuchar que me grita: Y la coca??
Pero ya es tarde.