jueves, 2 de abril de 2009

Flores amarillas.



Los alioteres del conurbano prefieren las zonas boscosas para vivir. Entre pinos y tipás pasan las horas del día, para salir a los claros cuando caen las primeras sombras.
El primero que pude apreciar de cerca era de aspecto retraido y porte mas bién pobre. Apenas me vio empezó a corretear de acá para allá torpemente, tropezando con sus tacos en el suelo irregular.
Era de noche, y asustado, salto a una calle pavimentada que atravesaba el bosque. Como un relámpago, las luces de un coche lo iluminarion en mitad de la oscuridad.
Desde donde yo estaba se veía como un ramo de flores amarillas.